Utilizar un adjetivo como encantador puede quedarse corto al hablar de un sitio como la Costa Brava. Mucho se ha escrito sobre esta franja costera que comienza en la ciudad de Blanes y termina en la frontera francesa. De hecho, ha sido un lugar que hechizó a personalidades de la talla de Picasso, Truman Capote, Frank Sinatra o Ava Gardner. La Costa Brava también fue cuna de Dalí, natural de Figueres, quién vivió y trabajó muchos años en Portlligat, un coqueto rincón de esta región.
A pesar del acecho del fantasma de la masificación turística, muchos pueblos de la Costa Brava han conseguido mantener su encanto de antaño. Un encanto que se manifiesta en la sucesión de casas encaladas, una esencia propia y la perpetuación de sus costumbres y tradiciones culturales. Te invitamos a recorrer algunos de los pueblos más bonitos de la Costa Brava.
Cadaqués
Cadaqués es uno de los símbolos principales de la Costa Brava. A pesar de ser uno de los más conocidos de la región, te sorprenderá la tranquilidad de sus calles empedradas y casas blancas y azules.
Además de contar con la distinción de ser el pueblo más oriental de la península ibérica, Cadaqués tiene una identidad muy particular por haber estado prácticamente aislado por la montaña y viviendo de cara al mar hasta bien entrado el siglo XIX. Salvador Dalí fue uno de sus personajes más influyentes, fijando su residencia y taller en Portlligat, a las afueras del pueblo.
Justamente, la Casa Museo Dalí es uno de los principales sitios de interés en Cadaqués y una visita imprescindible. De igual forma, el casco antiguo, la Iglesia de Santa María y los innumerables tiendas y talleres artesanales, merecen un vistazo. Imperdible es su Festival Internacional de Música, celebrado cada agosto, así como su rica gastronomía.
Pals
Si hay un sitio en la Costa Brava donde parece que el tiempo se detuvo es Pals. Este pueblo de 2.500 habitantes, conserva el esplendor medieval de castillos, fortalezas amuralladas e iglesias románicas y góticas.
Situado en lo alto de una colina, su casco histórico es un compendio de calles empedradas que giran alrededor de la Torre de las Horas, una torre románica de carácter defensivo construida entre los siglos XI y XIII. Rincones que no puedes perderte: la Muralla, donde se conservan aún cuatro torres, la Plaza Mayor y el Mirador de Josep Pla, que ofrece vistas extraordinarias de la región del Bajo Ampurdán, desde donde se pueden divisar las Islas Medas.
Calella de Palafrugell
Otro rincón de la Costa Brava donde se respira ese aire tradicional de pueblo de pescadores de antaño es Calella de Palafrugell. Situado frente a una serie de encantadoras calas rocosas de azul profundo, se reconoce por sus casas blancas con tejados de tejas y estrechas calles empedradas.
El Camino de Ronda de Calella de Palafrugell es uno de los más placenteros de la Costa Brava. Bordeando la costa hasta la localidad de Llafranc, es de baja dificultad y en un trayecto de unos 20 minutos, ofrece vistas preciosas del pueblo. Es la excursión perfecta sin aglomeraciones para un día soleado de invierno o primavera.
Si visitas Calella en verano, el encuentro anual de habaneras en la Cala de Port Bo es el mejor momento para ir. De paso, no está de más echar un vistazo al Festival musical de Cap Roig, celebrado en el Jardín Botánico de Cap Roig, entre julio y agosto.
Tossa de Mar
Tossa de Mar es uno de los rincones más turísticos de la región, pero su encanto es tal que bien merece una visita. Su imponente castillo y murallas, el cual se alza sobre el mar a uno de los costados de Playa Gran, su playa más conocida y concurrida, es el símbolo de Tossa. Pero Tossa es mucho más que su castillo y su famosa playa.
Si buscas playas, en los alrededores puedes encontrar calas preciosas y no tan abarrotadas como Cala Bona, Cala Pola y Cala Giverola. Si buscas historia, en Tossa hallarás reductos medievales de gran valor como el antiguo recinto medieval, la única fortificación medieval costera que se conserva en Cataluña. Si aceptas el desafío de ascender la muralla, tendrás por recompensa las mejores panorámicas del pueblo.
Estos pueblos representan sólo la punta del iceberg de todo lo que esconde la Costa Brava, uno de los lugares más interesantes de Cataluña. ¿Te animas a descubrirlo?