Kashan es una paleta de tonos tierra. Los edificios parecen castillos de arena que se van a derrumbar cada vez que el pincel empapa el papel del cuaderno de viaje. La acuarela salta del ocre al azul ultramar para plasmar el cielo imperturbable de esta joya de Irán, trazada con adobe y arcilla en el sector occidental del gran desierto Dasht-e Kavir.
El dibujo necesita las sombras que se proyectan a primera hora del día para dar mayor profundidad, mezclando ‘indian gold’ con sepia, y los pocos árboles que nacen en este oasis para añadirle un toque colorido a base de pinceladas de verde esmeralda. El calor es asfixiante y la pintura se seca tan rápido que los trazos no logran mezclarse de forma uniforme. Suerte que unas certezas líneas a pluma marcan los contornos, poniendo el punto y final a uno de los ‘sketches’ más sufridos del viaje.
Kashan iba a ser solo un alto en el camino entre Teherán e Isfahan, pero esta ciudad nos acabó enamorando por el encanto de los estrechos callejones de su casco antiguo y la amabilidad de su gente, entre los que destacó desde un primer momento Mohammad Tajaeian, conocido como ‘el padre del Couchsurfing en Irán’.
COUCHSURFING EN IRÁN
‘Couchsurfing’ es una aplicación que pone en contacto a viajeros y permite encontrar alojamiento gratuito en cualquier parte del mundo (siempre que haya alguien dispuesto a ofrecértelo y no como un hotel, sino para compartir vivencias o practicar idiomas). Pusimos en prueba la famosa hospitalidad persa a través de esta ‘app’ y nos brindó experiencias maravillosas. La primera respuesta, como no podía ser de otra forma, fue la de Mohammad.
Este señor iraní nos contó que desde 2011 ha acogido en su hogar a 1.500 personas de cincuenta nacionalidades diferentes, para quienes también ejerce de guía por su ciudad (que conoce como la palma de su mano). Con una sonrisa permanente repite su inconfundible saludo a cada turista que se cruza en su camino: “Hello, how are you? Where are you from? Welcome to Kashan!”.
La aplicación ‘Couchsurfing’ tiene más de 13.000 miembros en Irán, ansiosos por mostrar las maravillas de su país e intercambiar puntos de vista sobre todo tipo de cosas. A pesar de las restricciones del Gobierno iraní, que suele bloquear las redes sociales obligando a locales y turistas a usar programas VPN (que hacen creer al móvil que se conecta desde servidores de otro país), los iraníes suelen abrir las puertas de sus casas a los extranjeros con facilidad.
Estas vivencias son las que de verdad hacen especiales los viajes, dejando cientos de anécdotas que no se olvidan con el paso del tiempo. Sin duda, fue la mejor forma de adentrarnos en la cultura iraní y conocer sus costumbres.
LAS MARAVILLAS DE KASHAN
La ciudad antigua de Kashan es relativamente pequeña y se puede visitar andando. El tour comenzaría en Tanatabaei House y Abbasian House, sus antiguas mansiones señoriales, con preciosos jardines centrales en los que se cuida cada detalle; y Borujerdi House, que llama la atención por las vistas desde su terraza. Desde lo alto también merece la pena observar los característicos tejados de Kashan, con sus fotogénicas torres de ventilación sobresaliendo sobre el resto del paisaje urbano.
Se pueden conseguir otras vistas privilegiadas subiendo a la antigua muralla, si el sol abrasador permite aguantar allí sin una sola sombra donde refugiarse. Acalorados, buscaríamos una pausa en el restaurante Abbasi Traditional, un patio interior techado con una refrescante fuente en medio y mesas bajas donde probar un exquisito ‘tahchin’ o un ‘kubide’ al estilo tradicional iraní, sentados en el suelo y rodeados de cojines.
Mientras el sol sigue en lo alto se puede aprovechar para recorrer el Bazar, con un pabellón central de techos altos que quita el aliento, o cobijarse entre las sombras de los árboles del Fin Garden, a las afueras de la ciudad. Por último, es imprescindible visitar los antiguos baños públicos de la ciudad (Sultán Amir Ahmad Bath House) y sacar unas fotos aprovechando la luz que se filtra por el tejado de esta una maravilla subterránea.
Los tickets para las atracciones turísticas en todo Irán suelen costar una media de 150.000 riales (unos 3 euros al cambio), pero se puede adquirir una entrada combinada para todos estos lugares de Kashan y ahorrar un poco de dinero.
EXCURSIÓN A LOS ALREDEDORES
A poco más de 30 minutos de Kashan se encuentra Ghamsar, la ciudad de las rosas. Una pequeña ciudad situada en lo alto de una montaña que vive del aroma de esta flor. Allí familias enteras recogen desde primera hora de la mañana en sus cestos de mimbre la mayoría de los pétalos que acabarán convertidos en esencias, perfumes caros y en el agua de rosas que se bebe por todo Irán.
Para llegar hasta este pueblo hay que contratar un taxi por 20 ó 25 euros y tener los ojos bien abiertos para no perderse las espectaculares vistas que regala este trayecto en coche. Una visita muy recomendable para completar una espectacular estancia en Kashan.