La temporada navideña transforma las ciudades europeas en escenarios de ensueño, llenos de luces, música festiva y aromas irresistibles de comida tradicional. Y los mercadillos de Navidad, con sus puestos decorados, son una de las mejores maneras de sumergirse en este ambiente. Desde la fusión cultural de Estambul hasta los mercados históricos de Alemania y Bélgica, cada uno tiene su propio encanto, y pueden ser un valor seguro para nuestras próximas escapadas prenavideñas. ¿Quieres conocerlos? ¡Acompáñanos!
Estambul: Navidad con un toque de Oriente
Aunque nos parezca extraño, Estambul ha empezado a adoptar algunas tradiciones occidentales, y a pesar de que la Navidad no es una festividad nacional, muchos de sus mercadillos invernales ofrecen una mezcla fascinante de influencias turcas y europeas.
Uno de los mercados navideños más populares de la ciudad se organiza en Zorlu Center, un lujoso centro comercial que monta un bazar navideño al aire libre. Aquí, puedes disfrutar de una hermosa decoración, luces brillantes y una variedad de puestos que ofrecen desde alfombras hasta lámparas de mosaico y cerámicas pintadas a mano. Además de los dulces típicos turcos, como los baklava y las lokum.
Praga: una Navidad de cuento de hadas
Con su arquitectura gótica y calles adoquinadas, Praga parece sacada de un cuento de hadas, y durante la Navidad la ciudad se vuelve aún más mágica. El mercadillo más famoso es el de la Plaza de la Ciudad Vieja, con su enorme árbol de Navidad que se alza frente a la impresionante Iglesia de Týn. Allí podemos comprar adornos navideños de paja y ‘encargarle’ a Santa Klaus y a los Reyes Magos juguetes de madera hechos a mano, además de productos de cristal de Bohemia.
A unos minutos a pie también se puede encontrar otro mercado en la Plaza de Wenceslao, donde se recomienda pasear por los puestos mientras uno se deleita con el típico trdelník (un dulce eslovaco que se ha convertido en un símbolo de Praga) y un vaso de vino caliente (svařák). Tampoco pueden faltar entre las experiencias gastronómicas las klobása (salchichas checas) y el medovina, un vino caliente endulzado con miel que es perfecto para las frías noches de invierno.
Alemania: el alma de los mercados navideños
Alemania es la cuna de los mercadillos navideños, y pocas experiencias se comparan con visitar uno en el país que ha perfeccionado esta tradición. Desde pueblos pequeños hasta grandes ciudades, el país está lleno de opciones, pero algunos destacan por su historia y su ambiente festivo.
Por ejemplo, el mercado navideño de Núremberg, conocido como Christkindlesmarkt, es uno de los más antiguos y famosos de Alemania. Localizado en la Plaza del Mercado de la ciudad, cuenta con más de 180 puestos de madera que venden todo, desde artesanías hasta deliciosos dulces alemanes como el lebkuchen (pan de jengibre).
También resulta impresionante el de Colonia, que se instala frente a la catedral gótica. Allí se pueden comprar decoraciones navideñas artesanales de vidrio soplado y juguetes de hojalata mientras disfrutamos de conciertos de villancicos en vivo con un pretzel en la mano.
Suiza: Navidad en las montañas
Los mercadillos navideños suizos, rodeados por los majestuosos Alpes, tienen un encanto inigualable. Su mezcla de culturas germana, francesa e italiana hace que cada mercado sea único, ofreciendo una combinación perfecta de tradición y sofisticación. Destaca el de Zúrich, ubicado en la estación central.
Se trata de uno de los mercados cubiertos más grandes de Europa, conocido por su impresionante árbol de Navidad decorado con miles de cristales Swarovski. También puedes visitar el mercado al aire libre en la Plaza Sechseläutenplatz, donde las cabañas de madera iluminadas por luces cálidas crean un ambiente acogedor.
Polonia: un encanto menos concurrido
Algunos de los mercados navideños más auténticos y menos concurridos de Europa los encontramos en Polonia. La ciudad de Cracovia, con su centro histórico Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga uno de los mercadillos más hermosos del país, en los que podemos llevarnos como recuerdo una tradicional muñeca de trapo y joyas de ámbar.
Localizado en la Plaza del Mercado (Rynek Główny), sus puestos venden decoraciones navideñas hechas a mano, incluyendo adornos tradicionales polacos de vidrio soplado. Además, hay una amplia selección de productos alimenticios como pierogi (empanadillas polacas), oscypek (queso ahumado de los montes Tatra) y kielbasa (salchichas).
Bélgica: Navidad mágica con chocolate
Si hay algo que destacar de los mercadillos navideños belgas es su oferta culinaria y de ocio, combinando tradición con innovación. El de Bruselas, conocido como Winter Wonders, es un buen ejemplo. Se extiende a lo largo de varios kilómetros en el centro de la ciudad y cuenta con una pista de patinaje sobre hielo, una noria gigante y un espectáculo de luces y sonido en la Grand Place.
Se trata de proyecciones de luces que iluminan los edificios históricos de la plaza, creando una atmósfera mágica que deja sin aliento a los visitantes. Además, el enorme árbol de Navidad, decorado cada año de manera diferente, añade un toque festivo majestuoso al centro de la ciudad. Y todo ello puede aderezarse con un rico chocolate belga, gofres y cervezas artesanales, además de con una buena cena de mejillones y ‘french fries’. ¡Una delicia!
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