República Dominicana, un país muy alegre y caribeño

Publicado el 25 de abril de 2017

Cuando llegamos a República Dominicana no llevaba una idea concreta de lo que podría encontrarme en el país. Según aterrizamos me di cuenta de que era un país alegre, muy caribeño y tenía más verde de lo que imaginaba. Ah, y por supuesto, con mucho merengue, salsa y chachachá.
Si estás planteándote ir, lo primero que tienes que meter en la maleta (y que no se te olvide) es el anti mosquitos más potente del mercado. ¡Aquí son caníbales! Y si tienes tiempo, da unas clases de baile antes de venir, si yo lo hubiera sabido, hubiera intentado venir con alguna noción básica. Aquí baila todo el mundo, aunque creo que nacen con un don o un gen diferente. ¡Menudo nivel Maribel!
Probar la comida de aquí ha sido un lujo. El pescado es el plato estrella de Dominicana, aquí lo comen bien fresco, vamos, recién pescado. Mi favorito ha sido el chillo a la parrilla. ¡Delicioso! El plátano también te lo ponen con todo, lo comen a todas horas y de cualquier forma: frito, rebozado… ¡Y no podéis iros de aquí sin probar el mamajuana!
Punta Cana me sorprendió bastante porque puedes hacer de todo, tiene sus playas paradisiacas y también hay una oferta muy amplia de actividades acuáticas y deportivas. Nosotras decidimos probar los buggys con Tours-Point y fue una experiencia increíble. Allí conocimos a Cocacola (fue nuestro guía) y nos dio muy buenos consejos para no volcar. Corina no debió estar muy atenta a las explicaciones porque casi vuelca el buggy. Sentí miedito…
También practicamos Flyboard pero me fue regulín… No soy muy hábil con los deportes acuáticos, conseguí subir un par de veces pero era complicado, hay que tener mucho equilibrio. Pero bueno es cuestión de cogerle el truco. Seguro que si sigo practicando, lo hago como Batman (nuestro monitor, no el personaje de ficción).
Isla Saona, sin duda, es el paraíso que me conquistó el corazón, súper salvaje y no está tan explotado turísticamente como otras zonas de Punta Cana. Allí conocimos a un local que nos enseñó su casa en Mano Juan, un pueblito de pescadores. Las casas son humildes pero están construidas por ellos mismos, eso sí que tiene mérito. El señor tenía montado un negocio de pintauñas, muy gracioso todo.
Y no me podía ir de República Dominicana sin conocer la Zona Colonial, la parte más antigua de Santo Domingo. Fue la primera ciudad que fundaron los europeos en América y puedes sentir la historia mientras paseas por sus calles. Las construcciones son más militares que en el resto de la ciudad y puedes encontrar en medio de la calle a gente ejerciendo oficios tradicionales.

Marta de Rojo Cangrejo 

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