
Velassaru Maldives Resort
1.200 ISLAS PARA ESCAPAR DEL ESTRÉS
Las llamadas al móvil, los grupos de WhatsApp, vestir a los niños por la mañana, preparar la cena y la comida para el día siguiente, la reunión de la comunidad, buscar aparcamiento, el insomnio, la presión del trabajo…
Miras por la ventanilla del avión y, de repente, toda la tensión desaparece por arte de magia. Cientos de atolones vírgenes rodeados de agua cristalina te dan la bienvenida al paraíso.
Respiras profundo, sin acabar de creerte que ese decorado de azules turquesa sea del todo real. Abres y cierras los ojos varias veces e incluso te pellizcas la piel para asegurarte que tu imaginación no te juega una mala pasada.
1.200 islas agrupadas en 26 atolones y tan solo 200 de ellas habitadas. Un Nirvana terrestre que se convertirá en tu hogar durante unos días y que te hará sentir como Robinson Crusoe en una isla desierta. Eso sí, vivirás con las comodidades de la reina de Saba.
Tu primer día se presenta intenso. Tras contemplar un amanecer de escándalo, degustar un desayuno tropical y darte un chapuzón mañanero en las aguas del océano Índico, toca visitar Male, la capital de Maldivas, y sus mercados. Cada día el pescado se vende en la lonja al mejor postor: regateo va, regateo viene, hasta llegar a un buen acuerdo para ambas partes.
Pruebas, hueles, testeas y recorres cada centímetro del mercado con una sonrisa en la boca.
Después del ajetreo, llega el momento de darse un festín: ensalada mashuni, empanadillas gulha, bajiya, sopa garudiya y pasteles kuli boakiva. Una rica gastronomía que tiene como alimento estrella el atún en todas sus variantes.
Te adormeces en la tumbona con la brisa del acariciando tu rostro y, tras un par de horas, vuelves a la vida con la energía de un torbellino. Nunca una siesta te sentó tan bien.


La tarde llega cargadita de actividades: snorkel, buceo, paseo en dhoni (el barco tradicional maldivo), avistamiento de delfines al atardecer, masaje y cena romántica junto a la playa.
No hace falta ni sumergirse 5 cm para contemplar el espectáculo de colores y vida que habita bajo esas aguas. Tubo en mano, te lanzas al Índico y, en ese mismo instante, descubres un nuevo mundo: tortugas, pulpos, estrellas de mar, peces amarillos, azules, naranjas y verdes… ¡Madre mía, allí debajo hay colores que ni conoces!
Las emociones siguen y siguen y siguen durante el resto de la jornada. Cuando pensabas que tu día no podía ser mejor, un grupo de delfines aparece de la nada, saltando con piruetas imposibles junto a la proa del barco mientras, en el horizonte, el sol se despide tiñéndolo todo de rosas y naranjas.
Masaje y cena completan un día mágico.
De regreso a tu cabaña, o mejor dicho, al palacete que tienes por casa, te preguntas si todo ha sido real. De la misma forma que hiciste en el avión, te pellizcas la cara e incluso te das un par de tortas en la mejilla mientras repites:
– Que esto no acabe nunca, que esto no acabe nunca.-
Lo tienes muy claro, lo tuyo es ser Robinson Crusoe y descubrir cada rincón de los 1.200 islotes coralinos.
¿Estrés? Eso… ¿Qué es?
SAMANTHA VALLEJO - NÁGERA
Le pone saboorrrrr a Maldivas
Sigue las aventuras de nuestras viajeras en: #viajerasconbmaldivas
"Para mí, viajar es una obligación."Samantha Vallejo - NágeraEMPRESARIA Y JURADO DE MASTERCHEF

Viajó junto a Marta de Rojo Cangrejo hastaMaldivas para buscar nuevos sabores.
Describe Maldivas en pocas palabras
Un sueño hecho realidad.
Un paisaje que no olvidarás jamás
Me impresionó mucho el vuelo en hidroavión, tanto el despegue como el aterrizaje. Entender Maldivas desde el aire fue increíble.
Un consejo para exprimir Maldivas
No hagas planes y vete a disfrutar de ti misma, del mar, del tiempo… es el sitio perfecto para desconectar y relajarse.