Sergio García i Rodríguez

Para mí, viajar es no dejar de aprender, salirme de la ruta marcada, detenerme en los detalles, asomarme al mundo a través de ojos ajenos -la literatura, la fotografía, el cine…- y, por supuesto, escribir.

¿Qué es para ti viajar?

Para mí, viajar es una manera de mirar al mundo. Es una actitud practicable en cualquier momento y que se lleva a cualquier lugar -cerca o lejísimos-. Es asomarse constantemente a realidades y rincones nuevos, es querer explorar sin pausa para no dejar nunca de aprender, y es aprender para entender un poco mejor el planeta en el que vivimos.

Para mí, además, viajar es detenerme en los detalles que definen a los lugares -la arquitectura, la luz, los colores, lo que la gente come y bebe, como interactúa, como se expresa, como suena- y dejar siempre abierta la puerta a seguir descubriéndolos a lo largo del tiempo. Es salirme de "la ruta marcada" todo lo que puedo, y es asomarme al mundo a través de ojos ajenos: la literatura, la fotografía, el arte, el cine, los viajes contados por otras y otros... Viajar es un proceso de enriquecimiento que nunca acaba, una mochila de vivencias en la que siempre queda espacio. Es, en definitiva, felicidad, aprendizaje y expansión.

Y, para mí, viajar es también escribir lo viajado, y por ello eché a andar mi blog, Singularia, donde me asomo a los recovecos del mundo que más me han sorprendido y a las historias que esconden.

¿Cuándo descubriste que tenías el Gen B?

Mi GenB y mi vocación de explorador compulsivo me vienen, casi, desde la cuna. Me crié convirtiéndome en fan absoluto de un diccionario enciclopédico Espasa que a los siete años me supuso una epifanía de por vida, y cuyas banderas, mapas y reseñas sobre los países más recónditos del globo me abdujeron irremediablemente. Devoré sus páginas cerca de cuatro millones de veces -calculo, a ojo-, y eso, unido a las periódicas escapadas familiares y a todos los atlas y libros viajeros que fueron sucediéndose progresivamente, me convirtió a un exploracionismo crónico que practico tanto como puedo. Por suerte y a conciencia, la vida me ha llevado a dar vueltas por el mundo casi a modo de saltamontes: hoy vivo en Barcelona, pero antes lo he hecho durante un año en Bélgica; durante otros tres en Chile, donde trabajé para las Naciones Unidas; he pasado alguna temporada en Berlín, y me paseo a menudo por Uruguay, donde tengo a media familia… Así que he recorrido todos los rincones del mapa que he podido, ¡y los que me faltan!