Cuando escuchamos “República Dominicana” automáticamente nos vienen a nuestra mente imágenes de playas paradisiacas, palmeras, calor, música… Dicen los dominicanos que algo especial tiene su tierra que revitaliza a todo extranjero que pisa el país, creando un efecto en el turista de conexión entre cuerpo, mente y alma.
Efectivamente, podemos decir que esos efectos son reales, en nuestro corto viaje a este lugar paradisíaco sentimos que el tiempo se paró, dejándonos llevar de una forma relajada por el paisaje y sus gentes.
Riqueza natural y cultural
La República Dominicana es la segunda isla más grande del Caribe, abarcando una superficie del 70% de La Española.
Aquí se encuentra República Dominicana y Haití, antiguamente hermanas, pero que actualmente se encuentran divididas en dos países que son totalmente diferentes.
La entrada al país más conocida es el aeropuerto internacional de Punta Cana, ubicada en la costa oriental, el reclamo turístico más importante y conocido por nosotros los españoles, debido a sus playas blancas y cristalinas.
Mucho más que Punta Cana
Punta Cana es un lugar maravilloso en donde poder asentar la base de tus viajes, sin embargo, República Dominicana es mucho más que eso.
El país ofrece una riqueza natural única, brindando la oportunidad a los más aventureros de poder nadar con tiburones gato, mantarrayas y realizar snorkel en la barrera de coral de Isla Catalina. También tiene una gran riqueza cultural e histórica, siendo Santo Domingo el lugar por excelencia para conocerlas a fondo.
Santo Domingo
Los naufragios marcaron la historia del país desde que se colonizó la isla en el s.XVI. En la capital se estableció el primer asentamiento español después de que Cristóbal Colón descubriera la isla. Fue aquí el primer lugar donde la cultura taína, originaria de la isla, entró en contacto con la cultura española y los esclavos africanos.
Es aquí, en la capital de República Dominicana, donde se encuentra la catedral más antigua de América, inspirada en la Catedral de Sevilla.
Isla Saona
Ubicada en el Parque Nacional de Cotumbaná, Isla Saona es una de las islas más bellas de la República Dominicana. Sus playas paradisíacas y sus aguas cristalinas se mantienen gracias a que la construcción está prohibida en toda la isla. A pesar de eso, se encuentra habitada por 1200 personas que viven en construcciones a partir de madera, palmeras y hierbas, de una forma más sostenible.
Es común ver tortugas, delfines, ballenas e incluso manatíes en sus costas, desgraciadamente nosotros no tuvimos esa suerte, ¡pero quizá tú sí!
Samaná, turismo sostenible
La bahía de Samaná es uno de los lugares más icónicos de la naturaleza dominicana, gracias a la desembocadura del río Yuna, lo que hace que sea el epicentro de una rica biodiversidad. En esta zona se extiende el Parque Nacional de Los Haitises, un bosque tropical que emerge del mar bordeado de manglares. Ocupa una extensión de 1600 km2 y su nombre viene originado de los taínos, que denominaban zona haitises a la tierra montañosa.
Cascada limón
En medio de un paisaje de selva y atravesando una distancia de 2,5 km de frondosa vegetación, se llega al Salto de El Limón. Sus aguas cristalinas, su vegetación y su cascada hacen que sea un lugar impactante. La cascada cae desde una altura de 40 metros formando una laguna perfecta para un chapuzón.
Parque nacional de los tres ojos
A tan solo 8 km de la capital del país se encuentra el Parque Nacional de Los Tres Ojos, un lugar donde el agua subterránea se ramifica formando 4 lagunas. Tres de ellas se encuentran en el interior de una cueva, mientras que solamente una se encuentra al aire libre. Aquí se hallan cuevas y cavernas subterráneas que fueron utilizadas por los taínos como refugio o lugar de ritual.
En los bosques selváticos que rodean esta zona se encuentran los símbolos naturales más importantes para el país: la rosa de Bayahibe (la pereskia), la caoba y la cigua palmera (ave) todos símbolos nacionales.
Larimar, la piedra preciosa dominicana
Larimar es una piedra preciosa, símbolo nacional de la República Dominicana. La pectolita azul (formada por silicato de calcio y sodio) solamente se encuentra en esta isla caribeña, concretamente de la mina Los Chupaderos, en Barahona.
En el s.XX un párroco de Barahona reparó en esta piedra preciosa, pero no fue hasta 1974, casi medio siglo después, que dos hombres la redescubrieron. Uno de ellos pensó en su hija Larissa y a la vez en el mar, tan presente en la República Dominicana, de aquí salió el nombre de la piedra preciosa nacional.
Comments:
2 thoughts on “República Dominicana, un viaje que revitaliza”
Excelente, te agradezco este recorrido. Me enamoré más de mi República Dominicana
¡Nos alegramos de que te haya gustado el post, Pedro! Nuestros Viajeros con B, Viajo como quiero, nos han transmitido a la perfección lo que han disfrutado de un destino tan maravilloso.
Un saludo