A lo largo de esta aventura, Marta de Rojo Cangrejo se ha ido encontrando a sus crustáceos favoritos por diferentes lugares. Como ella misma dice, ha ido dejando descendientes por el camino.
Su primer encuentro tuvo lugar en México cuando las chicas estaban a punto de bucear en la Playa de Xpu-Ha con Bahía Divers. Allí se encontró a su primi y le propuso salir esa noche a tomar algo, pero parecía que no estaba por la labor… En cuanto Marta le soltó en la arena, su primi salió pitando… Por su parte, Corina también intentó hacer piña con él, pero se llevó un pequeño susto…
Ya en Cuba, fuimos a Cayo Blanco y Marta se encontró con otros ‘familiares lejanos’: los ermitaños. Las chicas participaron en una carrera de ermitaños. Suena raro, nosotros tampoco lo habíamos escuchado nunca, y pensamos que tendríamos ventaja porque eran primis de Marta… ¡Pero no!
Se colocaba una urna en el centro y todos los participantes se situaban en círculo alrededor. Había que animar a los ermitaños para que llegarán primero a tu posición… Por más que Marta les llamó y les insistió, el más rápido decidió irse con una mujer alemana que ganó una botella de ron cubano. ¡No pudo ser Rojo Cangrejo!
Después de que su primi no se fuera de fiesta con ella y que los ermitaños no le ayudarán a ganar la carrera, Marta se encontró en República Dominicana con el gran cangrejo: Pepe. Todo parecía ir bien hasta que le insistió que se fuera con ella y Pepe se quedó inmóvil en su sitio. ¡Estaba paralizado!
Al final, no consiguió convencer a ninguno para irse con ella, pero claro, estando en el Caribe, ¿quién quiere marcharse?