Aveiro derrocha propuestas muy tentadoras que bien justifican una escapada más allá de un día porque lo tiene todo…
‘Colorida y única’ son dos de las características principales si tuviéramos que elegir para animarnos a visitar Aveiro. La llamada ‘Venecia portuguesa’ es una ciudad llena de canales, de coloridos ‘moliceiros’ y otros tentadores ingredientes que cautivan a los sentidos.
Al hacer un breve repaso, normalmente los visitantes buscan que ver en Aveiro en unas horas desde Oporto o Coímbra, aunque la recomendación es dormir al menos una noche, porque la advertencia está dada: ‘Aveiro sí que tiene una nutrida variedad de planes que no dejan espacio al arrepentimiento’.
De Art Nouveau y moliceiros
Al situarnos en el mapa de Portugal, haremos zoom en la zona de Aveiro. En ese instante nos toparemos con la ría que sobresale y da ese carácter inconfundible y mucha vida a la ciudad con sus extensos canales, conocida muchas veces como la ‘Venecia de Portugal’.
Muy independiente de esa comparación, Aveiro es una ciudad que parece estar detenida en el tiempo y ese encanto es la que nos hace caminar en búsqueda de sus imprescindibles. Un plan ideal inicia con un paseo por su canal central, gozando de algunas de sus atracciones como los bellos y llamativos edificios al ritmo del inconfundible y romántico estilo Art Nouveau.
Gracias a estos tesoros y muestras arquitectónicas, Aveiro es un museo al aire libre que descubrir lentamente viendo pasar el tiempo. Son los colores brillantes que se mezclan con líneas fluidas y detalles de hierro forjado que hacen destacar la belleza de estas propiedades, volviendo locos de placer a los amantes de la arquitectura. El Museu de Arte Nova y la Casa de Chá, son dos lugares importantes donde ahondar más sobre el excitante estilo del Art Nouveau en Aveiro.
¡Ahí no queda esta ruta histórica! Ya que aparecen en escena los moliceiros, una especie de góndolas que se usaban en el pasado para recolectar el moliço en la ría de Aveiro, un tipo de algas que servía como fertilizante local.
De caber las diferencias, estos barcos llenos de color, funcionan a motor y son más grandes que sus pares italianos. Un recorrido de 45 minutos que se contrata a piel del canal central, es de lo más acertado para sentir y hacernos una idea de la importancia cultural de esta fascinante urbe lusa.
Azulejos y museos
Aveiro también da la hora al enseñar sus fachadas teñidas de azulejos, tan típicos que nos recuerdan que estamos en Portugal. Una parada obligatoria es la estación de trenes principal que deslumbra con su impresionante muestra en todos los sentidos posibles.
En ese mismo tono, hay iglesias como Igreja da Vera Cruz que no se queda atrás, porque muy aparte del bello retablo barroco en su interior, lo que más cautiva son sus típicos azulejos portugueses que engalanan las paredes hasta muy por arriba.
También hay espacio para la cultura religiosa en este recorrido. El mismo que nos lleva a la catedral de Aveiro del siglo XV, un antiguo convento dominico donde destaca su bella arquitectura reflejando diferentes estilos, incluidos el gótico y el barroco, a pesar que estuvo llena de renovaciones y restauraciones a lo largo de los siglos.
Otra parada llena de historia es el Museu de Aveiro, convento que detalla la vida de Joana, una distinguida princesa portuguesa, cuya vida discurrió entre sus paredes y es donde descansa sus restos en una tumba de mármol. Asimismo, hay objetos muy interesantes que ver como pinturas, esculturas, muebles antiguos y otras obras de arte.
Vida en los alrededores de Aveiro
Si decíamos que Aveiro da más allá de unas horas es porque lo vale y hay actividades que hacer en los alrededores. Es por esta razón, que no podemos dejar atrás a una de sus estampas que triunfan en las redes sociales como Instagram.
Su nombre es Costa Nova, salpicada de paradisiacas orillas y de palheiros, las típicas casas de playas que pertenecían a pescadores. Lo que más caracteriza son las singulares rayas de colores que tientan a hacer muchísima fotos.
Un buenísimo plan es descansar en algunas de esas casas reconvertidas en alojamientos turísticos como el Costa Noval Hotel. Tan solo imaginemos el maravilloso despertar al ritmo de las olas y el entorno de la ría de Aveiro, algo romántico que hacer si nos embarcamos a esta escapada en pareja.
Otro imprescindible no muy lejos del centro histórico, son las salinas de Aveiro que llena al conocerlas en visitas guiadas con empresas como el Ecomuseu Marinha Da Troncalhada. Por si fuera poco, este oro blanco da cabida a otras actividades y servicios como el spa de Cale do Oiro, ideal para mejorar la circulación de la sangre e hidratación de la piel. Sin duda, una de las actividades de lujo para reservar desde ya.
Al terminar estas propuestas, también hay espacios naturales donde practicar senderismo, algo que incluye playas y dunas dignas del paraíso que invitan a soñar. Para lograr este objetivo, hace falta visitar la Reserva Natural das Dunas de São Jacinto, un sitio perfecto para los amantes de la observación de aves y relajado entorno que invita a una plena desconexión.
Ruta gastronómica
¿Qué sería de un viaje a Aveiro sin probar su gastronomía? El itinerario estaría incompleto sin degustar los platos típicos regionales. Empecemos con delicias principales que se nutren de pescados y mariscos frescos, algo que no es casual dada su cercanía al Atlántico que se une a la ría.
Uno de los platos típicos es la feijoada de búzios, un caldo de frijoles contundente lleno de caracoles marinos. Otra de las exquisiteces locales es el arroz con mariscos en sitios como Maré Cheia. Además hay recetas a base de anguila que incluyen el estofado caldeirada de enguias a probar en O Barracao (famoso en verano por su Festival da Enguia).
Al buscar más lugares donde comer productos de kilómetro cero a lo largo del canal central, están los restaurantes como Salpoente, un único espacio que reúne dos antiguos almacenes de sal. Si optamos por alguna fusión, hay propuestas interesantes en Subenshi cuya delicia estrella son los frijoles adzuki, famosa por ser realmente inolvidable.
En cuanto a un postre tradicional, están los ovos moles, un dulce hecho de huevos y azúcar que presume ser camaleónico por sus diversas formas y tamaños. El mejor lugar e icónico para comprarlos es la pastelería Confeitaria Peixinho de 1856, la casa más antigua de los ovos moles de Aveiro.