La vida en Nápoles está 
más allá de la pizza

Publicado el 6 de mayo de 2019

Quizás podríamos comenzar este recorrido comiendo en una de las pizzerías repartidas por todo Nápoles. Tal vez en una de las muchas que dice ser la primera de la capital de la Campania, ya que en la mayoría se asegura que el rey Fernando de Borbón pasó para probarla al igual que la reina Margherita (de ahí el nombre de la pizza más popular). Pero no. En este itinerario planteamos una mirada más allá, porque la vida en Nápoles comienza en sus calles, en sus barrios y en su gente.

Lo que aquí proponemos poco tiene que ver con los típicos tópicos, aunque los distritos como el de San Gennaro, en el mismo centro de Nápoles, hacen replantearte la fama de esta ciudad bulliciosa y decadente al mismo tiempo. Vecinos a pie de calle casi 24 horas al día hablan de sus cosas, tienden la ropa, limpian sus altares… aquí la vida se hace al aire libre y se disfruta cada minuto, de ahí que la mayoría de las veces nos parezca muy ruidosa.

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Desde el subsuelo hasta el mar Tirreno

El inicio de esta ruta comienza en el subsuelo, en la denominada Nápoles subterránea. Un kilómetro cuadrado en pleno centro de la ciudad por el que caminar y entender que Nápoles ha sido —y será— un crisol de culturas y de hechos sucedidos. Un puerto importante en el Mediterráneo. El descenso a este Hades nos lleva al lugar que nace en la época de los griegos, pasando por dos guerras mundiales y llegando hasta nuestros días. Así la galería napolitana ha servido a sus habitantes en diferentes etapas y con diversas funciones como cantera, cisterna, refugio…

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Nada más salir de este húmedo, frío y oscuro espacio tenemos de frente la calle San Gregorio Armeno, conocida por todas las tiendas de souvenirs que hay alrededor del famoso pesebre napolitano —sacro y pagano—. Es probable que hayas oído hablar de estas figuras, pero no de los artistas que están en ella esculpiendo y luchando contra las figuras de plástico, más baratas y hechas en serie. Giuseppe Cesarini, escultor, es el dueño del negocio en el número 11 de San Gregorio Armeno creado en 1834. Es una verdadera gozada verle modelar cualquier pieza y cómo cuida todo detalle. Pocos turistas son los que entran mientras estamos con él, prefieren llevarse una figura de plástico más barata de las tiendas aledañas.

 

«Este recorrido nos ayudará a entender que Nápoles ha sido —y será— un crisol de culturas, más allá de la reputada pizza napolitana. Porque la vida aquí comienza en sus calles, en sus barrios y en su gente»

 

Si subimos un poco hacia el norte nos encontramos con el eje vertebral de la ciudad: Via dei Tribunali. Allí pizzerías a doquier, señores vendiendo la famosa granita di limone, graffitis de Sophia Loren… andamos hasta desembocar en Port’Alba, un verdadero anticuario a pie de calle lleno de libros de segunda mano y saldos. Un lugar que permite viajar en el tiempo cuando Nápoles era el epicentro del Mediterráneo y la cultura estaba en el aire.

A lo largo de todo el trayecto no hay que perder de vista a los napolitanos y sus gestos. En toda Italia se utilizan con frecuencia, pero aquí se enfatizan aún más, como si de un lenguaje propio se tratara. Aparte de los clásicos ciao, grazie, prego… es recomendable quedarse con alguno para poder comunicarnos con ellos al mismo nivel, ¿no crees? En muchas ocasiones una pequeña frase en su idioma nos puede abrir muchas puertas y ser bien recibidos.

gestos napolitanos

Pero no nos perdamos en el recorrido. Saliendo del centro histórico de la urbe, al norte, es más que recomendable una visita al museo arqueológico de Nápoles antes o después de ir a Pompeya y Herculano. Colecciones como la Farnese, vajillas, ajuares, esculturas ciclópeas, hallazgos y estructuras sorprendentes como grifos, cañerías o material ginecológico y médico de la época romana… es una orgía de materiales, colores y formas necesaria para comprender más la historia de nuestros antepasados y no quedarnos sólo con la explosión del Vesubio.

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Dando la vuelta y yendo hacia el sur de la metrópoli, dirigiéndonos hacia el mar, podemos pasear calle por la Vía Toledo llena de comercios y bajar a su parada de metro donde el arte más moderno toma forma. A la derecha dejamos el Quartieri Spagnoli, el barrio que surgió en el siglo XVI, durante la dominación española de Nápoles, y que actualmente no tiene muy buena fama durante la nocturnidad. Pese a algunas advertencias, y caminando con precaución —como en el centro de cualquier ciudad— te recomendamos dejarte llevar por su laberíntico trazado y pararte en alguna de las cafeterías a degustar el buen café con cuccumella para observar sentado las reuniones, conversaciones y algún que otro ojo mostrándote curiosidad.

 

«Es recomendable quedarse con algún gesto napolitano para poder comunicarnos al mismo nivel, en muchas ocasiones una pequeña frase en su idioma nos puede abrir muchas puertas y ser bien recibidos»

 

Más al sur de nuestro camino nos cruzamos con el Teatro di San Carlo y la famosa Piazza del Plebiscito. Aunque quizás sea mejor dejar atrás la cantidad de gente con su palo selfie y bajar casi al mar para encontrarnos con la tienda de Maurizio Marinella en la Rivera di Chiaia. Una de las zonas más cuidadas de toda la ciudad. Quizás no hayas oído hablar de él, pero absolutamente casi todos los altos mandatarios del mundo poseen una de sus corbatas: Bill Clinton, Silvio Berlusconi, François Miterrand, el príncipe Alberto de Mónaco, el rey Juan Carlos I… Una tradición familiar con un fuerte trabajo y una dedicación total y directa por el cliente, hacen de este lugar un espacio digno de visita, al menos conocer a su dueño, su colección inabarcable de corbatas y el nudo exclusivo Marinella.

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Podríamos seguir nuestra ruta hacia la playa urbana, el barrio de Santa Lucía, Castel Nuovo, Castel Saint Elmo… al oeste Herculano y Pompeya, y hacia el este la gruta de Cumas, la región volcánica de Solfatara y conocer más de cerca la mozzarella de búfala en el pueblo de Sophia Loren, Pozzuoli, pero mejor será que los vivas y los descubras viajando allí o a través de la lectura de nuestro reciente libro ilustrado con más ilustraciones y entrevistas como estas. Una región antigua y misteriosa, más allá de la pizza, llena de vitalidad, fuerza y carácter por todas partes. Un continuo carpe diem para disfrutar del verdadero otium.

© Texto e infografías: Bárbara M. Díez
© Ilustraciones (tinta, lápices y acuarela): Carlos García Rubio


Más información en el evento de presentación del libro en Xperience Madridnapoles libro

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